21 de julio de 2021
1. Responsabilidad sin culpa y delitos de anticipación
Entre las cosas que nos deja las elecciones 2021, se encuentra la constatación del hecho de que nuestro escenario electoral viene continuamente cargado por referencias a la preocupante -y “nunca antes vista”- inseguridad ciudadana en el Perú. No son pocos los candidatos que anuncian y prometen mano dura para “resolver” el problema de la delincuencia en el país. En este último proceso electoral, se exacerbó, sobre todo, los delitos cometidos por extranjeros venezolanos, que, a modo de mensaje subliminal, fue incluido en el spot publicitario del candidato Daniel Urresti, donde se muestra un joven siendo asaltado por otro con polera negra con una estampa que reza: Venum.
De acuerdo con Lacan, en la realidad sociológica del crimen y de la ley, el sujeto asume una concepción de responsabilidad de acuerdo a la cultura en la que vive, partiendo de la noción de dos caras que contiene el asentimiento subjetivo, pues la ley encarnada en la norma mantiene una relación correlativa con el sujeto y el lazo social.[1] En definitiva, es posible sentir culpa sin asumir responsabilidad o asumir responsabilidad sin sentir culpa pero lo problemático aquí es la desconexión entre sujeto y lazo social en sociedades donde la producción de leyes obedece a los intereses de grupos de poder y no a procesos democráticos producto de una saludable discusión de ideas.
En ese sentido, Lacan, cuando hace mención de la articulación entre subjetividad de la época y responsabilidad criminal, vaticina que en las sociedades capitalistas cuyos ideales son cada vez más utilitarios, no podrá reconocerse el valor expiatorio del castigo. De esa forma se produce una desvinculación entre la culpabilidad y la responsabilidad, mediante la desmaterialización de las infracciones reemplazándolas por tecnologías del riesgo.[2]
Aquí es donde podemos ahondar en los denominados delitos de peligro abstracto, aquellos delitos sin lesión ni puesta en peligro concreto de ningún bien jurídico, como lo es el delito de Tenencia ilegal de armas (art. 279-G del CP), el cual establece una pena mínima de 6 años de prisión. Cabría preguntarnos entonces ¿Cuál es el impacto de estos delitos de anticipación en el reconocimiento de la culpa por parte de los infractores?, ya que no debemos olvidar, que el reconocimiento de culpa, es un paso fundamental para cualquier proyecto reconciliatorio entre el ofensor y la víctima. Pero en este caso ¿Qué victima?
Cuando la justificación del castigo se produce en virtud del mero restablecimiento de la vigencia de la norma defraudada, partiendo de su “poderosísima” potencia comunicativa respecto de las expectativas sociales – la cual, en mi opinión, tiene un impacto limitadamente simbólico, más aún en contextos donde la legitimidad de las leyes y la ley de leyes está en entredicho- estamos en problemas.
Es así que, la función del castigo se desvincula de su papel de reconocimiento de culpabilidad y su posterior asunción de responsabilidad que mantenía vivo el lazo social. Actualmente, el lazo contractual puede ser graficado como un UNO que ignora las distintas subjetividades, siendo lo más importante en este caso: administrar el riesgo para mantener el contrato o la denominada “convivencia social” a salvo.
2. Migración, estigma y criminalización
Según información de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), el 18% de las personas venezolanas que ingresaron al Perú entre septiembre y diciembre 2019 necesita acceder a un albergue. Ello refleja la situación de extrema vulnerabilidad en la que se encuentra la población venezolana, que no cuenta con redes de apoyo para alojarse. Varios estudios dan cuenta de la multiplicación de albergues privados en los últimos tres años –se estiman 17 solo en la ciudad de Lima-, la mayoría de los cuales son gestionados por iniciativas privadas, particulares o entidades religiosas.[3]
En ese contexto es que desde el parlamento se mostró posiciones xenófobas contra la población venezolana, como es el caso de Esther Saavedra quien dijo que “venezolanos malos o buenos tienen que salir del Perú”,[4] o la iniciativa del alcalde Huancayo, Henry López, por declarar su ciudad como libre de venezolanos.[5] Asimismo, en enero de 2020 se dispuso la creación de una brigada especial para combatir a delincuentes extranjeros, cuando según los datos que se tenían a disposición de ese entonces mostraba que de las 739 mil denuncias reportadas en 2019, solo el 1.38 % tenia como denunciada a una persona de nacionalidad venezolana.[6]
Lo problemático del lazo social anteriormente mencionado, es que puede estar compuesto por una gran manifestación de otredad. Al contrario de lo que algunos puedan creer respecto de los otros como una amenaza que al poder le conviene erradicar, su existencia resulta sumamente funcional. Ante la ausencia de un discurso común que genere cohesión en la población, el discurso belicista frente a la amenaza de los otros, suple ese vacío.
En palabras de Dario Sztajnszrajber: “[…] el enemigo, su hostilidad, no solo te interpela al extremo, sino que además te autoafirma en tu identidad. Los propios son propios porque no son los otros. Cuanta más otredad, más afirmación de lo propio, más orgullo de parte, más ensimismamiento en la mismidad”.[7]
En Psicología de las Masas (1920) Freud plantea que el ideal del yo, lugar ocupado por el líder, mantiene la cohesión de la masa: eso produce una homogeneidad, en cambio al declinar los ideales, se provoca una disgregación de la masa. En ese sentido, al faltar aquello que funcionaba como un modo de regulación, de cohesión, se produce un fenómeno de dispersión.[8]
3. Gozar excluyendo a los otros
En el panorama actual, es necesario reformular el psicoanálisis tradicional que plantea que, debido a obstáculos internalizados, la excesiva identidad con las prohibiciones paternas y otras prohibiciones sociales, uno no puede gozar libremente, el placer no te es accesible, siendo que solo te sería accesible en formas patológicas que te hacen sentir culpa.
Respecto a esto Lacan produce un viraje. Dice que lo que en realidad exige el súper yo es goce, es decir, “goza más, aunque sea renunciando”; aunque sea sufriendo, exige goce. Esta fórmula es pertinente, para pensar el mandato actual, que lo que exige no es renuncia, sino más bien consumir, gozar, deportes extremos, adrenalina etc., en el marco de un vacío de sentido.[9]
De acuerdo con Zizek: “El problema hoy es que el mandato de la ideología dominante es la de gozar de diferentes modos. Puedes tener sexo y gozarlo, consumir, y gozar del artículo, gozar espiritualmente, realizarte a ti mismo, cualquier cosa. Y pienso que el problema hoy no es como liberarse de las inhibiciones para ser capaces de gozar espontáneamente. El problema es como liberarse del mandato al goce”.[10]
Para hacerle frente al mandato del goce, Lacan propone “La ética del deseo”, de ahí que menciona lo siguiente: el deseo es una defensa contra el goce (o dicho con otra palabra: el deseo es una defensa contra la pulsión). Hoy cuando el capitalismo nos empuja a gozar de manera autista de los productos del mercado, la ética del deseo nos conmina a poner un límite al goce para establecer un vínculo con el otro.
En esa línea, de la misma forma en que el capitalismo nos empuja a gozar mediante el consumo de artículos que en realidad no necesitamos, también se nos empuja a gozar mediante el desecho de los otros. Bauman hacen mención a una novela de Calvino para graficar a que se refiere con los desechos humanos de la modernidad: En Leonia, otra de las ciudades invisibles descritas por el Marco Polo de Italo Calvino, los habitantes dicen gozar de las cosas nuevas y diferentes. Cada mañana suelen levantarse en sabanas frescas, asearse con jabones recién sacados del envoltorio y deleitarse con los últimos sonsonetes con último modelo de radio. Cabe preguntarnos si Marco Polo puede percatarse de algo que los habitantes de Leonia no pueden:[11]
“¿Cómo explicar, por ejemplo, su pasión por la moda? ¿En qué consiste dicha moda en realidad? ¿Se trata de sustituir cosas menos adorables por otras más hermosas, o del gozo experimentado al arrojar las cosas al vertedero, una vez despojadas de su atractivo y su encanto? ¿Se tiran las cosas por causa de su fealdad o son feas porque se las ha destinado al basurero?”[12]
¿Cómo explicar, por ejemplo, la fascinación en torno a un proyecto de ley de expulsión y restricción de migrantes extranjeros? ¿Se trata de expulsar personas “indecentes”, o del goce experimentado en expulsarlas? ¿Se excluye a las personas por ser “delincuentes” o son “delincuentes” porque se las ha excluido?
Para Castrillo: “El extranjero con su lengua otra, con sus costumbres, y tradiciones culturales, con su modo de disfrutar y de padecer, con sus formas de relacionarse entre los sexos, con su estilo de vivir diferente al nuestro, en suma, con eso que en psicoanálisis llamamos su modo de goce, cuando está lejos de nosotros podemos aceptarlo, es más puede producir fascinación (e imitación). El goce del otro, del extranjero cuando está lejos se llama exotismo”.[13]
Sin embargo, cuando el extranjero se acerca demasiado, cuando traspasa nuestras fronteras, y no precisamente para dejarnos dividendos, esa fascinación por el goce del otro se convierte en xenofobia. Castrillo se pregunta: “¿Se odia qué? Que pese a los intentos de asimilación o de aculturación, el extranjero, el otro, no goza como nosotros. A los gitanos, por ejemplo, se les imputaba antaño y aún hoy que no tienen gusto por el trabajo, que se dedican al pillaje, es decir, que nos roban una parte de nuestro goce. El racismo, tal como lo define Lacan, es esto: odio al goce del Otro. Se odia la manera particular en que el otro goza”.[14]
4. El crimen para el Psicoanálisis
Respecto la denominada causalidad criminal, la clínica psicoanalítica postula que el denominado criminal no posee una estructura psíquica distinta. De esta manera, el emprender la labor de construir una psicopatología del criminal en la cual se describan sus principales características resulta infructuoso. Lo importante para el psicoanálisis es conocer la dinámica inconsciente que sustenta la actuación de los sujetos.[15]
En ese sentido, aquellos denominados “delincuentes” no pueden ser identificados por una perfilación específica como si se tratase un tipo especial de personas. Desde aquí, el psicoanálisis marca distancia con los discursos que legitiman las detenciones “por portaje de cara o hábitos”. Para Aguilera, los rasgos de personalidad deben leerse como síntomas que evidencian un conflicto psíquico, que para el caso del criminal se mueven entre el exceso o la ausencia de operadores lógicos que organizan la vida psíquica y cultural del mismo.[16]
Ahora, quien se encarga de articular dichos operadores lógicos es el padre. El padre aquí no es el padre biológico, sino el representante cultural de la ley, el tercer regulador del deseo, que hace a cada hombre y mujer aptos para vivir en sociedad. Y la ley para el psicoanálisis no tiene esa validez universal que pretende, dado que, en individuos que han experimentado graves injusticias se generan las denominadas excepciones. Es así que entre la situación de vulneración que experimenta la población venezolana en el Perú y la denominada “conducta criminal” puede establecerse una relación. Por consiguiente, el impacto de las graves injusticias en la subjetividad de las personas no puede pasarse por alto en un análisis psicoanalítico.
Según Rosas y Carrasco, dentro de los efectos que tuvo la pandemia en la población venezolana en el Perú en 2020 “se han registrado pérdidas de puestos de trabajo, casos de personas sin ningún tipo de ingreso económico, desalojos frente a la imposibilidad de seguir pagando alquileres, entre otros”.[17] Asimismo, se indagó acerca de experiencias de discriminación, y se encontró que uno de cada tres venezolanos han sufrido discriminación, dos terceras partes en la calle o en lugares públicos, siendo mucho menor el número de casos en establecimientos de salud.
Ahora, si analizamos este último dato con una investigación del 2019 podemos dar luces de lo grave del asunto, dado que, el número reducido de casos de discriminación en establecimientos de salud no sería reflejo de una actitud comprensiva o solidaria del personal de salud o la sociedad civil, sino más bien de que la mitad de la población venezolana en el Perú no asiste a los servicios de salud. De acuerdo con Hernández (et. al.): “Los inmigrantes venezolanos en Perú reportan necesidades de salud que requieren atención en instituciones prestadoras de servicios de salud. Debido a que la mitad de esta población no estaría acudiendo a atención, y esto podría afectar su productividad y bienestar económico (…)”.[18]
En este panorama, Goldenberg, siguiendo a Esposito, resalta dos modos de conducirse en sociedad, el primero es el inmunitario, que actúa como un mecanismo de defensa para proteger a los unos de los otros, de esos cuerpos extraños. Llevando esto al campo de la comunidad, lo inmunitario se expresa en aparatos de seguridad, evaluación, etc., siendo esto lo que prima actualmente en nuestras sociedades, en contraposición al modo comunitario.[19]
Actualmente, la forma en que se aborda el problema de la violencia no debe caer en un simplismo inmunitario, porque si ese es el caso nos convertimos en meros detectores de agentes “patógenos” e iniciamos una persecución sin cuartel dirigida -como ya lo sabemos- a los más desposeídos, lo que en definitiva tan solo incrementaría la violencia.
Por último, cabe mencionar que la tendencia de achacar culpas a un grupo minoritario, que dentro de la misma un porcentaje ínfimo ha incurrido en prácticas delictivas, es parte de una técnica que tiene por finalidad moldear subjetividades, construir un chivo expiatorio e imponer un mandato de goce: gozar con la exclusión de los otros. Por eso, los medios de comunicación y la clase política enfocan la “raíz de nuestro malestar” en un grupo de extranjeros doblemente vulnerados en el tránsito del proceso migratorio.
* Victor Montalvo Maldonado: Estudiante de 5to. año de Derecho en la UNMSM. Miembro de Iure et Facto. Asistente de Cátedra de Derecho penal en la UNMSM. Investigador auxiliar del Instituto Latinoamericano de Criminología y Desarrollo Social.
Referencias bibliográficas
[1] Véase. Lacan J., Introducción teórica a las funciones del psicoanálisis en criminología, Escritos, 1. ed. Siglo XXI, 1992, p. 129.
[2] Véase. Mollo, Juan, “Variantes del asentimiento subjetivo”, en Revista Digital de la Escuela de Orientación Lacaniana “Virtualia”, Nº 18, Octubre / Noviembre – 2008, pp. 47-48.
[3] Blouin, Cécile & Jave, Iris, “COVID-19: políticas sociales para migrantes ante la emergencia”, en Democracia, derechos Humanos y emergencia: miradas a la respuesta del Estado y la sociedad a la pandemia, Lima, IDEHPUCP, 2020, p. 61.
[4] NTN24, Congresista pide salida de venezolanos, 2019. Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=4HVi32A53c4
[5] Gestión, Alcalde de Huancayo quiere ciudad libre de venezolanos. Publicado el 29/03/2019. Recuperado de https://gestion.pe/peru/alcalde-huancayo-quiere-ciudad-libre-venezolanos-262814-noticia/
[6] Pereyra, Gladys, “Migración y delincuencia: ¿hay justificación para la creación de una brigada especial de la PNP?”, en El Comercio. Publicado el 28/01/20. Recuperado de https://elcomercio.pe/lima/seguridad/brigada-especial-contra-migracion-delictiva-el-numero-de-delitos-cometidos-por-extranjeros-justifica-su-creacion-mininter-venezolanos-en-peru-noticia/?ref=ecr
[7] Sztajnszrajber, Dario, Filosofía en 11 frases, Buenos Aires, Paidós, 2018, p. 110.
[8] Goldenberg, Mario, Lazo social y violencia, en Revista Digital de la Escuela de Orientación Lacaniana “Virtualia”, Nº 18, Octubre / Noviembre – 2008, p. 20.
[9] Ibídem.
[10] Fragmento de documental del filósofo Slavoj Zizek que desarrolla la idea de imperativo de goce de la ideología dominante en la sociedad contemporánea. Recuperado de Neoliberalismo y goce: Zizek explica el mandato a gozar. https://www.youtube.com/watch?v=JBOyTXHsIMI
[11] Véase. Bauman, Zygmunt, Vidas desperdiciadas: la modernidad y sus parias, Barcelona, Paidós, 2005, pp. 11-13.
[12] Ibídem, p. 13.
[13] Castrillo, Dolores, La raíz de la xenofobia: una aproximación desde el psicoanálisis, Zadig España, 2018.
[14] Ibídem.
[15] Véase. Aguilera, Armando, “Explicación psicoanalítica del acto criminal”, en Revista. crim., vol. 52, número 1, junio 2010, p. 341.
[16] Ibídem.
[17] Rosas, Augusto y Carrasco, Andrea, “Luchando por VIHsibilidad durante la pandemia del COVID-19: panorama actual de las personas venezolanas seropositivas”, en Democracia, derechos humanos y pandemia: miradas a la respuesta del Estado y la sociedad a la pandemia, Lima, IDEHPUCP, 2020, p. 68.
[18] Hernández-Vásquez, A., Vargas-Fernández, R., Rojas-Roque, C., & Bendezu-Quispe, G. (2019). Factores asociados a la no utilización de servicios de salud en inmigrantes venezolanos en Perú. Revista Peruana de Medicina Experimental y Salud Pública, 36(4), 583-91. doi:https://doi.org/10.17843/rpmesp.2019.360.4654
[19] Véase. Goldenberg, Mario, op. cit., p. 21.
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