¿Seguir pensando dentro de la lógica del sistema penal o no?

07 de septiembre de 2021

Dibujo del Gran muro de la serie Juego de Tronos. Publicado por NoOneWhoIsSomeone

Toda construcción de un sistema penal tiene como presupuesto una visión política e ideológica de la sociedad, así el derecho penal no es más que un esfuerzo potencialmente racional para contener la implacable irracionalidad del poder punitivo o, al contrario, una herramienta para la imposición de una moral a través de la violencia y la arbitrariedad.

En ese sentido, la doctrina que aún no le ha perdido toda esperanza al derecho penal sostendrá que es posible la construcción de un sistema capaz de establecer parámetros claros de contención a la violencia ejercida por el estado a través de pautas lógicas y racionales que combatan a la irracionalidad del poder punitivo.

Junto a ello hay que agregar que, a diferencia de la doctrina ciega, se reconoce el carácter político del poder punitivo y al mismo tiempo se acepta la incompetencia del derecho penal o de lo “jurídico” para desaparecerlo. Entonces, se explicará que el derecho penal no es más que un esfuerzo por apagar los azotes más macabros del poder punitivo, que en su intento a veces lo legitima, pero que ello no es más que un grave error respecto de la naturaleza verdadera de un sistema penal enfrentado al estado de policía.

Asimismo, no se plantea la desaparición del poder punitivo a través de su enfrentamiento con el derecho penal, sino que este último es solo un medio por el que se limita su avance más radical. Dicho de manera comparativa, la guerra no se puede detener desde lo jurídico, sino desde lo político, igualmente, el poder punitivo no se acabará con la intervención jurídica, sino a través de la política.

Otro argumento del que se nutren es el fundado en el contexto vigente. Entonces dirán que en la actualidad no existe un sistema tan consolidado como el derecho penal para hacer frente a las aberraciones que puede cometer el poder punitivo, así no podemos echar bajo tierra todo lo avanzado en la doctrina penal, sino servirnos de ella para la construcción de nuestro propio sistema, con nuestras propias propuestas políticas e ideológicas. O sea, luchar al menos en un frente en el que reduciremos bajas, a dejarnos machacar sin más.

Mediante los párrafos hasta acá expuestos he buscado hacer un microresumen de la propuesta o las propuestas más contestatarias inmersas aún en la lógica de construcción de un sistema jurídico penal. Cuestión que, evidentemente, puede estar sujeta a muchas críticas tanto dentro la doctrina penal, como fuera, pero que a decir verdad resulta en una tentadora propuesta frente a la falta de propuestas de movimientos más contestatarios o frente a la abrumadora cantidad de doctrina ciega en el medio.