La salud mental en las prisiones

Por: Ariadna Tejada Ruiz

Estudiante de 4to. año de Derecho de la UNMSM. Coordinadora académica de Iure et Facto. Asistente de cátedra de Derecho procesal penal I en la UNMSM.

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Ilustración de Carla Sánchez. Fuente: Asi es pasar una depresión en las cárceles españolas.

El pasado domingo 18 se realizó la sexta sesión de nuestro Curso de verano “Cárcel y derechos vulnerados”, la cual se enfocó en la salud mental dentro de las prisiones y estuvo a cargo del licenciado Efraín Flores, psicólogo con 20 años de experiencia en tratamiento penitenciario como trabajador del Instituto Nacional Penitenciario (INPE).

Previo al inicio de la ponencia, desde el taller, se brindó algunas cifras y datos alarmantes sobre el tratamiento de la salud mental de los reos: Ya en 2019, el Tribunal Constitucional declaró como inconstitucional la falta de diagnóstico y tratamiento de la salud mental de las personas que se encuentren internadas en los establecimientos penitenciarios dentro del país. Sin embargo, poco se ha avanzado. Hasta diciembre de 2019, el INPE solo contaba con dos profesionales en psiquiatría quienes debían atender todas las cárceles a nivel nacional.

Asimismo, debido al hacinamiento existente en los únicos tres hospitales psiquiátricos limeños, personas declaradas como inimputables se ven forzadas a cumplir con la medida de seguridad asignada dentro de un centro penitenciario. Para diciembre de 2019, la Defensoría del Pueblo denunciaba que eran 70 los internos declarados inimputables viviendo en esta situación.

A forma de introducción, el ponente Efraín Flores indicó que la salud mental es un concepto ligado a la satisfacción de necesidades tanto fisiológicas como sociales y psicológicas. Además, se encuentra vinculada con la relación del individuo con su entorno. En este sentido, es necesario resaltar que la reclusión es una condición no natural del ser humano y por ende, implica ciertas exigencias adaptativas como el disparo de necesidades.

Entre las distintas consecuencias implícitas del encierro podemos encontrar la agresión y el miedo. El ponente afirma que muchas de las conductas negativas de los internos son productos del propio encierro y no porque estos sean individuos antisociales. También es relevante mencionar que no solo el interno queda expuesto al efecto psicopatologizante de la prisión, sino que este también afecta a los trabajadores penitenciarios.

Frente a esto es necesario implementar ambientes menos hostiles en la prisión pues en la actualidad, no promueven conductas positivas, sino al contrario, tienden a reforzar conductas antisociales. Un problema particularmente nocivo dentro de los centros penitenciarios, tanto como el hacinamiento o la violencia, es la corrupción. Esta agudiza los problemas de gobernabilidad de la prisión, afectando áreas necesarias para la mejora de estos espacios como la implementación y ejecución del servicio de salud mental en la prisión.

Entre las acciones concretas que se pueden tomar para mejorar la salud mental en las prisiones destaca la necesidad de combatir el hacinamiento; construir prisiones que mantengan un equilibrio entre la necesidad de ambientes seguros y espacios óptimos para la rehabilitación; fomentar actividades deportivas y culturales, y facilitar el acceso al contacto con la familia y la pareja para crear redes de apoyo.

Como conclusión, se puede sostener que actualmente los centros penitenciarios del país se enfocan en el régimen de seguridad, relegando las actividades de tratamiento. Sin embargo, esta tendencia resulta contraproducente dado que una ausencia o poca atención de tratamiento penitenciario puede terminar poniendo en riesgo la seguridad misma del establecimiento al crear ambientes hostiles que afectan tanto a las personas privadas de su libertad como a los trabajadores.